El nuevo test europeo de medición de emisiones de dióxido de carbono (WLTP), que entrará en vigor el próximo sábado, hará que entre un 10% y un 20% de los vehículos que actualmente están exentos del Impuesto de Matriculación por emitir menos de 120 gramos se vean ahora obligados a liquidarlo, según la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios (GANVAM).
Concretamente, dado que con las nuevas pruebas de homologación los consumos y emisiones se acercarán más a los que se logran en condiciones reales de circulación, los niveles de CO2 subirán. Según los ensayos realizados, entre las pruebas de laboratorio y la conducción real hay un desfase de hasta el 20%.
Por tanto, con el nuevo método de medición, vehículos que ahora están exentos del pago por emitir menos de 120 gramos saltarán al siguiente tramo, tributando un 4,75% extra. Según Ganvam, este encarecimiento del precio retraerá hasta un 10% un mercado donde aproximadamente siete de cada diez coches matriculados se libran del pago del tributo.
Pasar la presión fiscal de la compra al uso
Precisamente, para evitar esta contracción del mercado, la patronal de la distribución insiste en la necesidad de eliminar el Impuesto de Matriculación, máxime cuando de los grandes mercados europeos, España es el único con un gravamen de este tipo, lo que reduce artificialmente el tamaño de su mercado potencial.
Al eliminarlo, se ayudaría a consolidar la demanda interna a largo plazo al no penalizar la compra. Además, como actualmente sólo tres de cada diez vehículos pagan este impuesto, la merma económica para Hacienda no sólo sería reducida sino que se vería compensada por la demanda adicional generada.
Dado que la supresión del Impuesto de Matriculación no es sencilla de articular pues va contra la línea de flotación de las cuentas de las comunidades autónomas que lo tienen transferido, Ganvam propone como alternativa que se introduzca un coeficiente de corrección en el cálculo del impuesto para evitar el sobrecoste que supondrá en el precio del coche.
Sin embargo, en palabras del presidente de Ganvam, Lorenzo Vidal de la Peña, “lo deseable sería que en lugar de parchear las medidas de Bruselas, se pusiera en marcha una fiscalidad vinculada realmente al medio ambiente, que trasvase la presión de la compra al uso”.
En este sentido, la propuesta de la patronal es reorientar el Impuesto Municipal de Circulación para que se base en la emisiones en lugar de en la cilindrada y la potencia. Al vincularlo al CO2 y a la normativa EURO se asociará a la antigüedad del coche y por tanto, se establece un sistema justo de discriminación del coche por su potencial contaminante.