Un año, por lo menos, incluido todo el segundo semestre de 2022, costará dejar atrás la crisis de falta de suministro de semiconductores que está afectando principalmente a los sectores de la automoción y los electrodomésticos. Así lo indican fuentes directas del sector automoción, como el presidente de Seat, Wayne Griffiths.
El desencadenante fue la pandemia. En marzo de 2020 todo se paró y cuando en junio la producción a escala mundial se reactivó, las fábricas de microchips, concentradas en Asia, no dieron abasto. Todo ello sumado al aumento por el teletrabajo de la demanda de ordenadores -con crecimientos del 40%- o las consolas, provocaron un desequilibrio entre oferta y demanda que comenzó a notarse a finales de 2020. Nueve meses después persiste la escasez de estos componentes que, semana tras semana, están obligando a parar a las fábricas y causando un efecto dominó en el transporte y servicios auxiliares de estas industrias.
“Algunos de los principales proveedores del sector, como la americana Intel, están empezando a apuntar a 2023 como el año de la salida de esta crisis de aprovisionamiento”, ha señalado César Franco, vicepresidente del Consejo general de colegios oficiales de ingenieros industriales.
“Esta falta de aprovisionamiento no va a resolverse en el corto plazo”, corroboró al periódico El Heraldo Yolanda Bravo, doctora en ingeniería industrial. “Falta capacidad productiva para toda la demanda que hay”. “La automoción siempre ha trabajado por minimizar costes y además trabaja en ‘stock plano’, es decir, sin ‘stock’, y con márgenes muy ajustados”, ha explicado esta experta.