El mercado de vehículos eléctricos está experimentando un auge y parece ser solo el comienzo de lo que constituye la revolución de la movilidad eléctrica. Con el aumento de los vehículos eléctricos, los concesionarios deben adaptarse y encontrar soluciones para mantenerse competitivos. El alcance del impacto, tanto en términos de ingresos como en la formación del personal y las intervenciones de mantenimiento, es amplio. Entonces, ¿cómo deben evolucionar los concesionarios?
A cierre de 2023, según datos de la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos (GANVAM), se registraron 12.569 turismos eléctricos matriculados; un 53% más de matriculaciones que en 2022. En España, se observa un cambio hacia lo eléctrico. Las ayudas gubernamentales y los incentivos ecológicos contribuyen a este aumento de vehículos eléctricos.
Ante la creciente demanda de consumidores preocupados por el medio ambiente, el mercado automotriz debe acelerar su oferta de vehículos eléctricos y proponer soluciones de movilidad más sostenibles. Por lo tanto, fabricantes y concesionarios deben evolucionar su oferta de servicios para satisfacer las necesidades específicas asociadas con estas nuevas motorizaciones.
El mercado se dinamiza con la electrificación de los vehículos. Con la adopción de las ZFE-m (Zonas de Bajas Emisiones), todos los usuarios deben poseer un vehículo acorde a su uso. La venta de vehículos eléctricos debe convertirse rápidamente en una prioridad para todos los distribuidores. Esta es una oportunidad de crecimiento para los actores existentes. Se espera que esta tendencia continúe en las próximas décadas, con un aumento en el número de vehículos eléctricos para 2025. Se prevé que para 2036, el 27% de las motorizaciones serán eléctricas en comparación con un parque automotor tradicional envejecido.
Más allá del dinamismo aportado por la electrificación, ofrecer vehículos eléctricos permite a los concesionarios tener una imagen positiva y respetuosa con el medio ambiente. Esto se convierte en una ventaja competitiva frente a consumidores cada vez más sensibles a las cuestiones medioambientales y atrae a una nueva clientela preocupada por reducir su impacto ambiental.
Las ayudas gubernamentales, junto con la prima a la conversión y el incentivo ecológico, motivan a particulares y profesionales a dar el paso, y esperan tener interlocutores capaces de responder eficazmente a sus demandas.
A pesar de muchos beneficios, ¿cuáles son los otros impactos para los distribuidores? La profesión debe responder a la demanda de los consumidores y seguir esta tendencia de electrificación tanto en flotas profesionales como particulares. Sin embargo, esta nueva tendencia obliga a los concesionarios a revisar su modelo económico y encontrar otras fuentes de ingresos para hacer frente a una esperada disminución de los ingresos.
De hecho, los vehículos eléctricos requieren menos mantenimiento debido a la simplificación de la cadena de transmisión y la ausencia de ciertas piezas de desgaste comunes (embrague, correa de distribución, etc.). Esto representa una pérdida de ingresos en el servicio postventa de los concesionarios. Sin embargo, la motorización híbrida o híbrida enchufable mantiene por el momento el flujo de actividades, aunque agrega restricciones para los talleres.
A esto se suma la problemática relacionada con la recepción de modelos eléctricos e híbridos. Los concesionarios se ven obligados a adaptar sus instalaciones con puntos de recarga y la adquisición de equipo específico para el mantenimiento y manipulación de las baterías. La reorganización de sus espacios de venta, necesaria para destacarse de la competencia, genera inversiones costosas.
El mantenimiento de un vehículo eléctrico también requiere habilidades específicas. Por lo tanto, los distribuidores de automóviles deben desarrollar las habilidades de sus equipos para contar con recursos humanos adaptados a estas nuevas necesidades.
Los mecánicos y técnicos de los servicios de mantenimiento deben adquirir nuevas competencias relacionadas con estos tipos de motorización. De hecho, los sistemas eléctricos como las baterías y los componentes electrónicos requieren una experiencia especializada para garantizar su mantenimiento y reparación. La intervención en este tipo de vehículos también requiere cumplir con normas de seguridad particulares debido a los riesgos de electrocución o incendio asociados con estas tecnologías.
La electrificación de las flotas de vehículos representa un desafío importante para los concesionarios. Esta transición ofrece oportunidades de crecimiento al tiempo que refuerza su imagen ecológica. Sin embargo, implica cuestionar los modelos económicos tradicionales y conlleva una inversión significativa en la formación del personal.
Ante estos desafíos, los distribuidores deben mostrar reactividad y agilidad para aprovechar este mercado en plena expansión. En estas condiciones, podrán seguir ofreciendo servicios adaptados a las necesidades de su clientela. La colaboración con fabricantes y organismos de formación será esencial para acompañar eficazmente a los empleados en su desarrollo de habilidades, que será un impulsor de la fidelización de los equipos.
Por Miguel López Cadavieco, Sales Iberia Manager de nextlane