El fabricante americano Ford, a través de su CEO, Jim Farley, ha marcado el año 2030 como fecha en la que desaparecerá la brecha de precios entre los vehículos de combustión y los eléctricos, lo que propiciará una democratización de la movilidad cero emisiones.
El problema real está en el coste de producción de cada unidad eléctrica fabricada. Las materias primas han disparado sus precios, al igual que las tarifas de electricidad y transporte. Fabricar un coche eléctrico sale caro y la inflación a nivel global no ayuda a reducir la brecha con respecto a los coches de combustión en el corto plazo.
Es por este motivo que, tal como recoge Reuters, Jim Farley cree que la equiparación de costes podría no llegar hasta después de 2030. Se trata de uno de los horizontes más pesimistas que hemos visto en los últimos años. Muchos expertos esperaban adelantar esa fecha a la mitad de la década.
Para Farley la equiparación no llegará hasta que los eléctricos de segunda o tercera generación no entren en producción a principios de la siguiente década. La mejora en los procesos de fabricación, la optimización de recursos, el desarrollo de nuevas tecnologías y la mayor demanda del vehículo será lo que marque el punto de inflexión. A partir de ese momento, el cambio será evidente y, por fin, Ford podrá dejar de depender de los modelos de combustión de la forma en la que lo hace ahora.