Las ventas en abril se saldan con una caída de más del 86%, con apenas 86 unidades de turismos.
Madrid, 4 de mayo de 2020.- El estado de alarma decretado para frenar la expansión del coronavirus ha hecho que dejen de matricularse alrededor de 4.250 unidades de vehículos eléctricos en las últimas seis semanas, según las estimaciones ofrecidas por la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (AEDIVE) y la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios (GANVAM).
Concretamente, el parón de la actividad ha provocado que se matriculen en un mes lo que antes se matriculaba en un solo día, de manera que las ventas de eléctricos puros de todo tipo en abril se saldaron con una caída del 72,1% y un volumen cercano a las 414 unidades, de las que apenas un 20,7% corresponden a turismos (86 unidades, lo que supone un descenso del 86,3%).
Por su parte, más de las tres cuartas partes de las ventas del pasado mes se registraron en el sector de las dos ruedas que, aunque redujo sus matriculaciones más del 15%, es el que sale mejor parado de esta crisis. La razón es el aprovisionamiento de flota para dar respuesta a los servicios de motosharing con la vista puesta en la desescalada. De hecho, la firma Silence Urban EcoMobility (Acciona), concentra más de 260 unidades matriculadas en abril.
Con estas cifras en la mano, ambas asociaciones corrigen a la baja sus previsiones para el cierre de 2020, pues si bien se necesitaba terminar el ejercicio con unas 65.000 unidades (+170%) de vehículos eléctricos de todo tipo para ir cumpliendo las fases planteadas en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), el impacto del coronavirus las recortará en el peor de los casos hasta el entorno de las 28.000 unidades (+15%).
Poder corregir el rumbo del mercado dependerá del ritmo de activación de los planes de incentivo a la demanda, que sirvan para insuflar confianza en el consumidor. En este sentido el reciente anuncio de una nueva edición de ayudas a la movilidad eficiente será un balón de oxígeno para el mercado, máxime con mejoras como la eliminación de la exigencia del achatarramiento para acceder a las ayudas o la flexibilidad para gestionar las adquisiciones por renting. De esta forma, se apoya en mayor medida a los canales que registran más del 80% de las matriculaciones de eléctricos y que no podían acceder a estímulos adicionales para acelerar el ritmo de electrificación de las flotas por no contar con vehículos antiguos para achatarrar.
No obstante, en opinión de Palacios, “hace falta un plan global de choque urgente para contener el desplome económico y evitar la destrucción de empleo. De lo contrario, las empresas no tendrán confianza para invertir en la renovación de flotas. Hay que poner en marcha un plan de incentivo a la demanda ambicioso que apoye todos los sistemas de propulsión y completarlo con medidas contundentes orientadas a que las empresas puedan proteger los puestos de trabajo y, con ello, la renta disponible porque, de lo contrario, la reactivación del consumo y de la propia inversión será complicada”.
Para el director general de AEDIVE, Arturo Pérez de Lucia, “los datos de abril ponen de manifiesto más que nunca la necesidad de activar el MOVES2020 por parte del IDAE a la mayor brevedad, tal y como ya ha anunciado el Gobierno, ya que tras la publicación de bases, cada Comunidad Autónoma tendrá que sacar su propio plan, lo que nos llevaría en el mejor de los casos a contar con ayudas a la compra de vehículos eléctricos a partir de junio”, por lo que insiste en la necesidad de que no se bloquee su tramitación al amparo de un plan de ayudas estructurales para el sector automoción a gran escala por la crisis económica derivada del COVID-19, que por otro lado “es imprescindible, pero que ha de estar sujeto a otro plan dotado con un presupuesto acorde a las necesidades de las fábricas españolas, sus proveedores, los concesionarios y la postventa”.