El perfil de coche más vendido en España en lo que llevamos de año es un vehículo de ocasión, propulsado por diésel y con más de 10 años de antigüedad. De hecho, según datos de Ganvam, estas ventas representaron en los cuatro primeros meses del año el 60% de las operaciones de segunda mano, rondando las 360.000 unidades. De esta manera, entre enero y abril de 2022 se vendieron en España un 50% más de turismos de más de 10 años que nuevos, independientemente de la tecnología.
Esta situación viene fuertemente condicionada por la debilidad que atraviesa el mercado de vehículos nuevos, que está registrando cifras de matriculaciones similares a las de la pasada crisis económica. Y es que, el mercado de ocasión es un reflejo del de nuevos y, aunque es más estable, también sufre las consecuencias de la falta de oferta derivada de la crisis de los chips. De esta manera, existe un vacío en la oferta de usados jóvenes como consecuencia de que empresas y alquiladoras no están ‘fabricando’ estos modelos al no poder renovar sus flotas.
Esta coyuntura, sumada a los amplios tiempos de espera para recibir un coche recién matriculado y a la subida de los precios que están experimentando los vehículos a causa de un aumento de la demanda paralelo a una caída de la oferta, propician un auge del interés por los modelos más antiguos. Estos cuentan con precios más aptos para cualquier bolsillo y no se ven afectados por la crisis de los chips ni por los plazos de entrega.
Sin embargo, esta situación choca frontalmente con la idea de la Unión Europa de descarbonizar el parque de vehículos. La Comisión de Medio Ambiente de la UE ha votado a favor de prohibir la venta de vehículos diésel y gasolina a partir del año 2035, con el objetivo de llegar a la descarbonización completa en 2050, año en el que no podrá circular ningún vehículo con emisiones. Sin embargo, el interés por los vehículos más antiguos, y al mismo tiempo más contaminantes, crece.
Debido a esta situación, es necesario un plan eficaz de incentivo al achatarramiento que permita retirar de la circulación los coches de más de 15 años y facilite el acceso de todos los perfiles a un vehículo eficiente, como aquellos de menos de 5 años, independientemente del tipo de propulsión, para así ir reduciendo los niveles de emisiones hasta que en 2050 ya no circulen vehículos contaminantes.