La industria de la automoción lleva tiempo envuelta en un clima de transformación. Presión sobre los márgenes, electrificación del parque móvil, cambios en los hábitos de compra y comportamiento de los usuarios, planteamiento de nuevas regulaciones y normativas… y a todo ello, debemos sumar una variable que aunque para algunos no pueda parecer del todo trascendental, sus efectos y consecuencias cada vez son más notorios. Hablamos de la evolución de los eventos climáticos y medioambientales en nuestro país y su impacto en vehículos, flotas e instalaciones.
Tormentas de granizo o nieve, lluvias torrenciales, olas de calor o episodios de temperaturas extremas afectan directamente a concesionarios, servicios oficiales, compraventas y talleres independientes. En la mayoría de los casos, el grado de afectación depende del tamaño del negocio, así como de su ubicación física y entorno en el que se opera.
En palabras de Lever Touch, compañía especializada en reparación de vehículos dañados por eventos climáticos y medioambientales, “la reciente experiencia nos demuestra que el actual riesgo climático no presenta características homogéneas a lo largo y ancho de nuestra geografía nacional. Hay zonas expuestas a un mayor nivel de inundaciones, como la zona mediterránea española; otras, viven una alta recurrencia a los episodios de granizo; y por último, otras donde el calor extremo o el viento generan daños recurrentes”.
En lo que respecta a fabricantes y concesionarios, la concentración de stock de vehículos en campas exteriores hace que estos fenómenos se conviertan inevitablemente en un riesgo directo sobre el valor del activo. Por su parte, para talleres independientes y servicios oficiales, este tipo de eventos climáticos puede traer consigo un volumen de trabajo simultáneo difícil de absorber y, por ello, un impacto en plazos, calidad y relación con el cliente.
Del impacto al plan de choque
Es precisamente dentro de este contexto donde un mayor número de profesionales del sector incorporan en sus planes estratégicos un análisis del entorno. “La gestión de los negocios debe completar las siguientes variables: identificación de los riesgos más probables según el área o la zona en cuestión, evaluación de la exposición real del stock o de los vehículos en reparación, y anticipación del impacto operativo de los eventos medioambientales”, afirman los expertos de Lever Touch.
“Cuando somos testigos de un siniestro con estas dimensiones, el reloj de acción-reacción se pone en marcha. La clave está en saber anticiparse, no esperar a que el problema nos sacuda”, añaden. Por lo tanto, entra en juego la importancia de construir un plan de choque coherente y eficaz, lo que se traduce en una respuesta organizada que permita actuar con rapidez y criterio desde el primer momento. Un plan de choque que permitirá:
- Priorizar vehículos según unos criterios técnicos y comerciales.
- Evitar que la actividad habitual del taller o concesionario se vea paralizada.
- Reducir los tiempos de inmovilización así como las pérdidas indirectas.
- Mantener la confianza del cliente en un momento crítico.
¿Cómo puede ayudar Lever Touch?
Lever Touch se posiciona como un gran partner especializado en la reparación de vehículos dañados por eventos climáticos y medioambientales, trabajando de forma coordinada con los distintos actores del sector.
“Nuestra labor no sustituye la actividad de concesionarios, servicios oficiales o talleres independientes, sino que la complementa y refuerza, especialmente en situaciones de alta demanda. Aportamos capacidad de reparación escalable para absorber picos de vehículos dañados sin comprometer la operativa diaria, reduciendo tiempos de entrega y protegiendo el valor del stock. Ayudamos a recuperar el valor de los vehículos afectados por este tipo de fenómenos, evitando depreciaciones innecesarias y acelerando la puesta en mercado. Actuamos como apoyo en momentos de saturación, permitiendo que mantengan su ritmo habitual de trabajo sin renunciar a nuevas oportunidades de negocio derivadas de eventos climáticos”, concluyen.
