Ley Europea de Chips, que movilizará más de 43.000 millones de euros, según anunció este martes la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, nace con el objetivo de convertir a Europa en un centro destacado de fabricación de chips y rebajar la dependencia europea de otros lugares como Asia y Estados Unidos.
Con esta iniciativa Bruselas pretende que en 2030 el 20% de los chips del mundo se produzcan en la UE, lo que implica que se tendrá que duplicar su fabricación, pues en la actualidad apenas alcanza el 10% del mercado.
La Directiva de Chips europea pretende movilizar hasta 43.000 millones de euros entre inversión pública y privada. Entre ellos se cuentan 11.000 millones de euros en ayudas directas, que saldrán de los fondos de la Unión Europea, los Estados miembros y países asociados. Este montante irá para “fortalecer la investigación, garantizar el despliegue de herramientas avanzadas de semiconductores, creación de prototipos y capacitar al personal”, entre otras intenciones relacionadas con el ecosistema de semiconductores. Pero ¿cómo afecta esto a la automoción?
La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) prevé que las matriculaciones de turismos en la Unión Europea crezcan este año 2022 un 7,9%, hasta alcanzar los 10,5 millones de unidades, pero bajo la condición de que la escasez de semiconductores se estabilice, precisamente uno de los objetivos de la reciente Ley Europea de Chips, que busca conseguir que la escasez actual de chips que sufren sectores como la automoción no vuelva a afectar tanto a sus negocios en el caso de llegar a producirse de nuevo.