El pasado 23 de septiembre concluyó oficialmente el verano, dando paso al otoño y, por ende, a una época de temperaturas más bajas y de lluvias. Los conductores pueden encontrarse con repentinas tormentas torrenciales que pueden convertir instantáneamente algunos tramos de carretera en zonas de alto riesgo con peligro de aquaplaning.
Este fenómeno se produce cuando la banda de rodadura no es capaz de drenar toda el agua del punto de contacto entre el neumático y la carretera, se forma un colchón de agua bajo el neumático. Esto hace que pierda su agarre y el conductor pierda el control de su vehículo.
De esta manera, cuanto menor sea la profundidad de la banda de rodadura, más probable será que los neumáticos pierdan su agarre en una carretera mojada. El riesgo de aquaplaning puede reducirse utilizando neumáticos con una banda de rodadura de al menos 4 mm. Una vez que la profundidad de la banda de rodadura desciende por debajo de esta cifra, la protección frente a este peligroso fenómeno se reduce considerablemente. La presión correcta de los neumáticos también es importante.
La lluvia intensa y neumáticos en mal estado son una mala combinación. Del mismo modo, conducir demasiado rápido con mal tiempo hace que el vehículo sea más propenso al aquaplaning, incluso si tiene buenos neumáticos. Cuando llueve mucho, hay que reducir la velocidad hasta 15 a 20 km/h para que la banda de rodadura pueda drenar todo el agua entre el neumático y la carretera.