En 2030 el 67% de las matriculaciones corresponderán a modelos de movilidad por suscripción, según Ganvam. Este dato refleja cómo está cambiando la manera de moverse de los usuarios y cómo se está perdiendo el interés por el coche en propiedad.

En este sentido, opciones como el renting o el leasing están ganando terreno y popularidad. Sin embargo, no son las únicas alternativas ¿Conoces los modelos de movilidad por suscripción?

Estos modelos funcionan como cualquier otro basado en suscripción, es decir, pago por uso. Un ejemplo que podemos encontrar fuera de la automoción son las plataformas de steaming -como puede ser Netflix-, que funcionan por una suscripción mensual en la cual se paga por ver series sin permanencia. En el caso de la movilidad por suscripción por lo que se paga es por el uso del coche, pudiéndose dar de baja en cualquier momento, aunque siempre bajo las condiciones que especifique cada compañía.

La principal ventaja de estos modelos de movilidad reside en que el conductor se despreocupa de todo lo relacionado con la compra y mantenimiento del vehículo, pagando exclusivamente una cuota fija que no necesita de un desembolso adicional por la entrada o al dar de baja la suscripción.

Los únicos gastos que tendrá que asumir el conductor son aquellos asociados con el combustible, los peajes y las multas. Además, acceder a este tipo de servicios es tan fácil como disponer de Internet y gestionarlo incluso desde el propio teléfono móvil.

No obstante, ¿cuáles son las diferencias con los servicios de renting? La principal es que el coche de suscripción no puede estar asociado a una actividad empresarial, ya que es un servicio enfocado a los particulares. La segunda, tiene que ver con la duración de los contratos. Y es que, en el caso del renting los contratos suelen oscilar entre los 12 meses y los 5 años, mientras que los coches por suscripción se diferencian en que no tienen la obligación e permanencia. En el momento que se quiera dejar de usar el coche se puede devolver e instantáneamente se deja de pagar por ello.

Los tediosos atascos y conciertos de bocinas por tráfico lento y apelotonamiento de coches pueden estar cerca de tocar a su fin. Y es que, Volkswagen está trabajando en un nuevo proyecto con el que pretende entender el flujo del tráfico mediante IA -Inteligencia Artificial-.

Para ello, el fabricante alemán ha arrancado ya con el proyecto piloto de Carmel, Indiana, dónde se realizarán pruebas de esta tecnología para poder mejorar la planificación de rutas urbanas de los vehículos en un futuro.

El desarrollo de este proyecto lo están llevando a cabo junto con Vision Workbench, el departamento especializado en evaluar la calidad de producción mediante IA, que ha adaptado sus tecnologías para hacer realidad la idea de acabar con los atascos.

¿Y en qué consiste esta tecnología? El proyecto utiliza una tecnología que usa las cámaras de seguridad ya instaladas que graban las carreteras, identificando cada objeto de la carretera y la respuesta del flujo de tráfico ante las diferentes situaciones.

Además, no sólo monitorizarán los movimientos de los vehículos, también se identificarán las de los peatones, ciclistas o incluso animales. Así, la planificación de ruta podrá tener en cuenta todas estas variables para evitar accidentes, atascos y retrasos.