Las nuevas tecnologías están permitiendo superar barreras físicas en todos los sentidos. Y es que, en el propio sector de la automoción, ya no es necesario estar en el mismo lugar que un coche para poder probarlo y “conducirlo”. Pero no solo está la ventaja de vivir una experiencia similar al volante de un vehículo si coincidir en espacio con él, sino que la realidad virtual otorga la posibilidad de que diferentes ingenieros diseñen un modelo sin estar en un mismo espacio físico, pero sí virtual.

La marca surcoreana Hyundai ha llevado a cabo en los últimos años importantes inversiones en materias correspondientes a la realidad virtual, consiguiendo que personas ubicadas en distintas sedes de diferentes continentes pueden colaborar en un espacio virtual común con el objetivo de desarrollar vehículos de una manera más eficiente.

Esta nueva forma de diseñar coches ofrece tres ventajas principales, según la marca. La primera consiste en equipar a los diseñadores con herramientas de última generación que les permitan desarrollar modelos nunca vistos.

La segunda ventaja se basa en el proceso digital racionalizado que, debido a su funcionamiento, permite acelerar el desarrollo de nuevos modelos -gracias al trabajo simultáneo, un equipo puede estar trabajando en el diseño exterior y otro en el interior al mismo tiempo, compartiendo impresiones-.

Por último, el tercer aspecto a favor de esta tecnología que destaca la marca es que con esta nueva forma de desarrollar los coches, la empresa puede cumplir con sus objetivos medioambientales al suponer una reducción de la huella de carbono; y es que aunque parezca algo secundario, se evita entre otras cosas que los diseñadores como los de Hyundai tengan que hacer muchos viajes por el mundo.

El comprador puede reclamar al vendedor que se haga cargo del importe de la reparación no cubierto por la garantía mecánica contratada. Pero sólo sobre la base de que la avería esté cubierta por la garantía legal obligatoria que ha de dar el vendedor profesional de vehículos en la venta a consumidor, porque no todas lo están.

Cuando un profesional vende un vehículo a un cliente que es consumidor, tiene obligación de darle una garantía de como mínimo 1 año. Consumidor es el particular que compra el vehículo para un uso privado, ajeno a toda actividad empresarial, y también las entidades que no realizan actividades económicas con ánimo de lucro.

Esta garantía viene impuesta por la Ley general para la Defensa de los Consumidores y Usuarios (TRLGDCU) y cubre aquellas deficiencias del vehículo existentes a la entrega que se manifiesten durante el plazo de garantía, no entendiéndose como tales las derivadas del desgaste ordinario, de un mal uso por parte del cliente o de no haber hecho el mantenimiento recomendado por el fabricante.

En estos términos, el vendedor tendrá que analizar si la avería de motor está incluida en la garantía que él tiene que dar. En este caso es importante que se trata de un vehículo con 10 años y 200.000 km, por lo que habrá que descartar que no se trate de desgaste ordinario de uso y antigüedad.

Si se concluye que la avería está cubierta por esta garantía, el vendedor será responsable de asumir la parte de la reparación no cubierta por la garantía mecánica.

Esto es así porque la garantía mecánica es un seguro que el vendedor contrata pero que no sustituye a la garantía legal obligatoria. De hecho, el contenido de las garantías mecánicas suele estar limitado y ser inferior al de la garantía legal obligatoria, por establecer limitaciones como la de este caso, por la cuantía de la reparación, o por kilometraje, y también exclusiones de piezas. Por ello, una vez que la garantía mecánica contratada se haya pronunciado sobre si la avería está incluida en la garantía y haya determinado que no lo está o que no lo está en parte, el vendedor tendrá que examinar su posible responsabilidad al respecto igual que lo haría si no hubiera contratado dicha garantía mecánica. No es que por su contratación se exonere totalmente de responsabilidad.